No demasiado lejos del famoso Llano Estacado, en un paraje semidesértico, se halla el despoblado fantasma de Leadville. Sólo los remolinos de polvo y las plantas rodadoras lo pueblan en estos momentos. Pero hubo un tiempo en que la vida salvaje del lejano Oeste se mostraba aquí en toda su violenta exhuberancia.
Cuentan algunos que allá por mil ochocientos y pico un trampero llamado Herringbone Joe encontró unas laminillas de oro en la quebrada del Buitre Cojo. Por supuesto que él no dijo nada a nadie, pero, inexplicablemente, la voz se corrió por todo el territorio y aún más. Al cabo de una semana aquello era una barahúnda de carretas, tiendas de campaña, barracas a medio construir y agujeros en las laderas de la quebrada orientados en todas las direcciones del espacio. Algunos emprendedores avispados no tardaron en aparecer y, en muy poco tiempo, a no mucha distancia del caos aurífero, construyeron y pusieron en funcionamiento un salón donde jugarse hasta la camiseta y beber hasta caer bajo la mesa, un banco donde malbaratar el oro cambiándolo por dólares de curso legal, un lupanar donde solazarse y combatir la soledad de cuando en cuando y un colmado donde comprar toda clase de víveres, herramientas, enseres y cachivaches.
La alegría desmadrada e irresponsable era el sello vital de aquella anárquica comunidad y cuando a las laminillas y al polvillo sucedieron las palacras como puños, aquello llegó a la más desaforada locura.
Otros emprendedores se sumaron a los primeros y así se añadieron un hotel, una oficina de correos y un establo.
Pero no todos los que se proponían hacer negocios se conformaban con seguir los caminos trillados de la legalidad y así aparecieron jugadores de ventaja, vendedores ambulantes de remedios espurios, estafadores de diversas especialidades y calañas y, finalmente, pistoleros dedicados a desvalijar revólver en mano a quien se les pusiera por delante. La violencia sustituyó rápidamente a la alegría y llegó al máximo cuando Sietepelos Joe montó su negocio de protección, los McPherson, propietarios de un rancho cercano, contrataron a una banda de pistoleros al mando de Mike Galarreta para defenderse de los abigeos y Mr. Sandman, propietario del banco, nombró jefe de seguridad a Comadreja Nick.
Obligado por las circunstancias, otro negocio apareció en el pueblo: el de pompas fúnebres. Pero la superstición, y quizá las consideraciones higiénicas, obligaron al nuevo patrón a establecerse lejos del pueblo y de las explotaciones auríferas. Y el nombre del lugar tuvo que cambiar. Antes no tenía nombre oficial, pero algunos se referían a él como Goldville. Pero como en esta villa de oro llovía el plomo, quedó para siempre como Leadville.
Así estaban las cosas cuando, por iniciativa del propio Herringbone, que había sobrevivido a toda clase de avatares, comenzó a gestarse, en el mayor de los secretos, la Asociación de Hombres Honrados, pronto convertida en Asociación para la Defensa de la Ley. Intentaron hacer lo posible para restablecer el orden, pero, aunque su voluntad era fuerte, su habilidad con las armas no estaba a la altura. Así que realizaron una colecta para contratar a un pistolero que comenzaba a destacar y que se suponía que estaba al lado de la ley: Klin Istbud "El de los ojos semicerrados".
Cuando Klin llegó a Leadville la violencia estaba en su apogeo: un hijo de McPherson había osado escupir en la cara a Sietepelos y había sido instantáneamente quitado de en medio. McPherson montó en cólera y ordenó a sus pistoleros la eliminación de Sietepelos y toda su banda. La escabechina fue tremenda y mutua. Al final se enfrentaron en la calle del pueblo Galarreta y Sietepelos. Cuando la tensión del momento había escalado hasta el máximo nivel y parecía que había llegado el momento de sacar y disparar, Mike lanzó un terrorífico irrintzi que desconcertó a su contrincante de tal modo que, aunque había sacado primero, falló el tiro. Mike no falló: un perfecto círculo, pequeño, oscuro y hueco apareció repentinamente en el centro de la frente de Sietepelos, que fue a reunirse con sus socios en el infierno.
Paralelamente, y de un modo muy discreto, mientras se desarrollaba el duelo de marras, Klin consiguió que los asociados se colocaran estratégicamente y sin ser vistos alrededor de Mike y de Joe. Cuando el primero creyó que ya estaba finalizada su faena y recargaba de nuevo el revólver, pudo escuchar, totalmente sorprendido, que la estentórea voz de Klin le conminaba a soltar el arma y a entregarse. De nuevo soltó un irrintzi, pero esta vez el resultado fue negativo, pues uno de los que le rodeaban, con los nervios de punta, le disparó su escopetón del 8 y le suministró el pasaporte para viajar al reino de la oscuridad con una rociada de postas en la barriga. Su muerte no fue instantánea y aún tuvo arrestos para disparar varias veces, Dios sabe hacia donde. Finalmente, después de considerar apresuradamente las poco halagüeñas perspectivas de futuro que le quedaban, se metió el cañón del 45 en la boca y se descerrajó un tiro que dispersó sus ideas y su cerebro por los aires.
Desaparecida una buena parte de los facinerosos que aterraban a la población, Klin y los Honrados se reunieron en asamblea, ya sin esconderse. Y de ahí comenzaron a surgir las normas por las que en adelante se regiría la villa. Las normales en estos casos: prohibición de entrar con armas en el pueblo, nueva vigencia de las leyes de la nación y los oportunos nombramientos de sheriff y ayudantes. También se votó el establecimiento de un impuesto para atender a las necesidades del lugar. Lógicamente el cargo de shérif recayó en Klin y los de ayudante en los más bravos de la Asociación. Y por supuesto, también se decidió construir una oficina para los agentes de la Ley.
Todo daba a entender que debería reinar la paz. Pero aún quedaban varios de los pistoleros de Mike y de los vaqueros de McPherson que clamaban venganza por la muerte de aquél. Y convencidos de que entre todos podían derrotar a Klin y sus ayudantes, una mala mañana entraron en el pueblo, se cargaron al vigilante de turno, lo ataron con una cuerda al arzón de una de las monturas y lo arrastraron por toda la calle principal. Después le arrancaron la insignia y se la enviaron a Klin, con un mensaje que decía que si quería saber quién era el culpable, que fuera a buscarlo al salón, que lo esperaban. De un modo muy precavido y para evitar sorpresas, apostaron a un tirador en el tejado del salón y a otro en el balcón del hotel.
Klin, que no se fiaba ni de su padre, se armó de dos revólveres, un cuchillo y un arco con flechas, por si necesitaba eliminar a alguien sin hacer ruido. Ordenó a sus ayudantes que estuvieran al acecho, pero que no dispararan, salvo en caso de extrema necesidad.
Sigilosamente, salió por la ventana de atrás de la oficina y enseguida vio al tirador del tejado del salón, al que despachó con un certero flechazo. Después se asomó a la calle y repitió la operación con el del balcón del hotel. Después de comprobar que no quedaba más gente por las alturas, dejó el arco, trepó por un canalón hasta el balcón del propio salón, entró en una de las habitaciones y bajó silenciosamente por la escalera interior. Todos estaban con las armas preparadas apuntando a la puerta. Gritó "¡Aquí me tenéis!" mientras comenzaba a disparar y a correr en zigzag entre sus propios enemigos, sin dejar de disparar ni un momento. Las doce balas de sus dos revólveres dejaron doce cadáveres sorprendidísimos de haberse encontrado con la muerte casi sin tiempo para hacer las presentaciones de rigor. En la confusión desatada, dos de los vaqueros habían sido malheridos por sus propios compañeros y uno que quedaba recibió en la yugular la aguzada punta del cuchillo lanzado por Klin. Sólo Jimmy Pichaloca, que salía del servicio abrochándose la bragueta, podía ser aún un peligro, pero un diestro sartenazo, oportunamente asestado por la cocinera, puso las cosas en su sitio.
Todavía no llegó la paz a Leadville. Quedaba Comadreja Nick, que había sido despedido por Mr. Sandman para no malquistarse con las nuevas autoridades. Aunque había jurado vengarse de su ex patrono y de Klin, al que atribuía el origen de su despido, no se enfrentó de momento con ninguno de ellos. Y se dedicó al zanganeo y a parasitar a quien podía por su bonita cara, más bien por su rápido revólver. Se las compuso para ir malviviendo sin tener que disparar, le bastaba con escoger bien a sus víctimas y atemorizarlas. Pero llegó un momento en que, harta de los abusos de Nick, una de las chicas del lupanar le dijo que ya bastaba de solazarse con ella sin pagar, que su bonita cara no tenía nada de bonita, que le daba un asco horrible yacer con él, ya que era un verdadero minga lacia, y que cualquier paisano de por allí era mucho más hombre que él por aquella parte del cuerpo.
- "¿Así que eso es lo que piensas? Pues ya no vas a pensar más" - contestó - Y la cosió a tiros dejándola como un acerico.
El suceso conmocionó a todo el mundo, pues se trataba de una de las empleadas más lindas, delicadas y cariñosas del lupanar. Cuando las compañeras de la finada presentaron la denuncia y Klin se dispuso a detenerlo, Nick estaba consumiendo una botella de apestoso bourbon en un rincón del establo. Uno de los empleados lo vio y salió para denunciarlo. Antes de que entraran por él, Nick salió a la calle, se plantó en medio de ella y gritó:
- "¡Aquí me tienes, ven a detenerme si te atreves!". Y con las piernas separadas, los brazos arqueados y las manos a corta distancia de los revólveres, esperó.
Klin también se plantó en medio de la calle y comenzó a avanzar hacia Nick, pausadamente, con la vista fija en las pupilas de éste. La dura mirada de Klin se clavaba con una terrible intensidad en la retina de Nick produciéndole una insoportable desazón. Su valor comenzó a flaquear y sus piernas también. Los golpes de las botas de Klin al avanzar sobre el duro suelo se acompasaron con los latidos de sus sienes, que empezó a sentir como martillazos. Comenzó a sudar copiosamente y a imaginarse cubierto por varios palmos de tierra. En un gesto de inusitada rapidez dio un tirón a la hebilla del talabarte y este cayó al suelo junto con sus dos pistolas. Klin estuvo a punto de desenfundar, pero no lo hizo y siguió avanzando. Nick comenzó a temblar como un azogado y a lloriquear una mezcla de maldiciones y súplicas. Cuando Klin llegó a su altura, Nick se desplomó ante él abrazándose a sus rodillas y siguió lloriqueando cada vez más fuerte pidiendo piedad. Como pudo, Klin se deshizo del vergonzoso abrazo, le dio una patada en la cara y dijo:
- "Llevad al calabozo a esta bazofia. Y que mañana mismo sea trasladado a Amarillo para que lo juzguen de acuerdo con la Ley" -
La paz podía haber llegado alguna vez a Leadville. Pero el destino le tenía reservado un aciago futuro. Durante las fiestas que tuvieron lugar para celebrar la llegada de la paz y de la ley pasó, escoltada por un destacamento militar, una caravana de indios querechos que era conducida a una nueva reserva más lejana. Entre ellos destacaba Flor de Río, una bellísima joven, hija del brujo de la tribu, Ojo de Buho. Durante el descanso del que pudieron gozar en el pueblo, se les permitió acercarse a los festejos. Y claro, Flor quedó prendada de Klin y Klin quedó prendado de Flor. Y nadie sabe donde estuvo ninguno de los dos aquella noche.
Al día siguiente Ojo de Buho buscó y encontró a Flor y la obligó por la fuerza a seguir el camino con su gente. A la mañana del tercer día de camino tras el paso por Leadville, Flor apareció, fría como el hielo, suspendida de la rama de un árbol por una cuerda anudada al cuello. Ojo de Buho pidió a los militares suspender la marcha para hacer los obligados honores a la difunta. Los militares accedieron a condición de que pusiera en práctica la versión abreviada. Los ceremoniales terminaron con una solemne maldición de Ojo de Buho dirigida a Klin y a Leadville.
Esa misma tarde se secaron los manantiales y el arroyo que pasaba por la quebrada. Las reses de McPherson enfermaron de afta. El oro comenzó a escasear, aparte de que era muy difícil de separar sin agua. Klin desarrolló una especie de paranoia por la cual pensaba que cualquier forastero que llegaba era un pistolero que venía a desafiarlo. Poco a poco el hotel se fue quedando sin clientes, el banco de Mr Sandman quebró, la gente fue desapareciendo, y el lugar quedó finalmente despoblado. Pero uno de los efectos de la maldición fue que los edificios quedaron intactos, como nuevos, para ejemplo de la generaciones venideras.
Unos años más tarde se dejó ver por aquellos pagos Alan Bourdillion Traherne, más conocido como Mississippi, que iba de viaje de novios, pero ya no había nadie que pudiera mirar, salvo chapulines inquietos, lagartos corredores y serpientes de cascabel.
Y estas fotografías son el testimonio de su estado actual.
Visigrado
Quiero agradecer a Visigrado por esta magnifica introducción, sin su colaboración no hubiese sido capaz de transmitir lo que el es capaz de describir en palabras una idea la cual le explique y el la desarrollo con maestria




Antes de mostraros la construcción si me permitís, os voy a contar con que herramientas he utilizado para hacerla. El programa que he utilizado es el SketchUp, es muy parecido al LDraw. La diferencia principalmente es que nos permite jugar con las luces artificiales ubicándolas en la posición que deseemos para iluminar una escena en tiempo real. También nos permite controlar la posición horaria del sol y con un pluying nos permite sin salirnos de el realizar renders profesionales. Su manejo no es tan intuitivo como el LDraw, pero disponemos por la red de magníficos tutoriales para aprender su manejo.

Otra virtud que tiene es que tal como lo veamos la posición de la construcción que realicemos, al realizar un render nos mostrara esa misma posición. La cual me ha permitido sacar unas imágenes del interior de la cárcel, del porche del saloon y desde la terraza del hotel. Dichas imágenes las he realizado con muy alta resolución, cuando pinchéis en ellas y volváis a pinchar se os ampliara, permitiéndoos ver todos los detalles de la misma con mayor nitidez (excepto estas dos primeras imagenes la del SketchUp y del Edius). Como nota cada imagen que he renderizado le ha llevado al procesador una hora en realizarlas.
El programa de edición que he utilizado es el Edius, no es muy conocido entre los usuarios pero si entre los profesionales de edición con sistema Windows. Su manejo no es tan intuitivo como los programas comerciales que usan los usuarios que no son expertos en edición, pero tiene a su favor que es muy potente y tiene funciones que no disponen los programas comerciales.

El video esta en HD, si no os acordáis de su manejo os pongo el link del tutorial para su correcto visionado pinchar aquí. En el video incluyo las imágenes que habéis visto y una pequeña sorpresa al final de el. He incluido una pequeña animación, espero que os guste

Imágenes generales (de frente, atrás, arriba, etc):







Imágenes individuales de los edificios:



























