Es un recurso defensivo conocido al menos desde época altomedieval, y al que se le ha supuesto origen armenio (Van Kalesi, s. VII) en su modalidad exterior a la puerta de acceso, precediéndola y defendiéndola, en situación similar a un buzón matafuego, función que asimismo, llegado el caso, cumpliría. Su cometido poliorcético está pues más cercano al de una ladronera volada en la vertical de un acceso que al de los orificios cenitales en el trayecto del pasaje, el murder hole anglosajón, modalidad de buhedera algo posterior y que había de utilizarse hasta al menos bien entrado el siglo XVI. como en los reductos artillados costeros de Enrique VIII Tudor concebidos entre 1538 y 1543 para Deal. Walmer, Pendennis, y otros posibles lugares de desembarco "papista" en el sur de Inglaterra.

La buhedera exterior a la puerta de posible origen armenio parece, en cualquier caso, anterior al modelo en el intradós del pasaje y a los demás dispositivos para el control vertical como cadahalsos, ladroneras, matacanes o buzones matafuego, y tanto en la fortificación hispano-musulmana como hispano-cristiana suele aparecer en ejemplos generalmente anteriores al siglo XV. Uno de los más tempranos es el que se percibe en la puerta califal de la fortaleza soriana de Gormaz (c. 956-966). de cuidada estereotomía, y cuya disposición preludia el espacio a cielo abierto a modo de zaguán en alberga que vemos en puertas como la de la Justicia en la Alhambra granadina, de mediados del siglo XIV; posibilidad de control similar al generado por un adarve volado- como en las Puertas de San Vícente y del Alcázar en la cerca urbana de Avíla (c. 1091-1150).
